jueves, 7 de mayo de 2015

Argentina o La voz a ti debida

Cantando en el Festival de Necochea


Con el paso de los años me he dado cuenta de que, como a Sancho Panza los refranes, a mi me acuden a cada paso fragmentos de versos o canciones para reseñar, ilustrar o iluminar mis pensamientos. El último ha sido "Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo" y eso me ha hecho reflexionar sobre mi relación con Argentina (y Uruguay) desde que nací.
Con Atahualpa Yupanqui aprendí a cantar:

Porque no engraso los ejes
me llaman abandonao....

No entendía su significado pero me fascinaba.

Soñé que el río me hablaba
con voz de nieve cumbreña
y triste me recordaba
los ecos de tu querencia....

Tú que puedes, vuélvete,
me dijo el río llorando...

Y después:

Las penas y las vaquitas
se van por la misma senda...

Un día  vi en la televisión a Zitarrosa, también a Eduardo Falú; por la radio oí a alguien recitar algo sobre los gauchos, la pampa, que me encandiló, años después supe que era un fragmento de Martín Fierro.
Llegó Jorge Cafrune con Marito y su Virgen Morenita y su
Zamba, de mi esperanza,...

El tiempo que va pasando
como la vida no vuelve más,
el tiempo me va matando
y tu cariño se va, se va.

Fundido en el horizonte
soy polvareda que al viento va,...

Cuando muchos años después conocí la pampa y la atravesé, sentía algo así como si fuera algo conocido para mí, como si volviera a casa.

Después llegaron Alberto Cortez, Horacio Guarany, Claudina y Alberto Gambino, ... tantos y tantos cantantes y canciones especiales que no soy capaz de enumerar pero que dejaron honda huella en mí:

Alfonsina y el mar

Como un pájaro libre...

Cuando un amigo se va...

 ...
Cuando fui a Zaragoza a estudiar, mis amigas y yo descubrimos el Mesón Fontazones: allí siempre había alguien cantando con una guitarra, sobre todo por las noches. Como yo cantaba y me incitaban a ello, pronto fuimos muy bien recibidas y disfrutábamos de largas reuniones en torno al vino, la guitarra y la música. Y con frecuencia acudían músicos argentinos y también de otros países. ¡Qué feliz fui en ellas y cuánto aprendí!:

Orillita del canal
cuando llega la mañana,
sale cantando la noche
para lo de Valderrama.

Cito de memoria, oralidad, quizá se cambia alguna palabra pero el sentimiento se transmite íntegro...

Adentro puro temblar
el bombo con la baguala,...


Por la blanda arena que lame el mar
su profunda huella no vuelve más...

Te vas Alfonsina con tu soledad,
qué poemas nuevos fuiste a buscar,
y una voz antigua de viento y de mar...


Salgo a caminar
por la cintura cósmica del sur,
piso en la región
más vegetal del cielo y de la luz...
Todas las voces, todas,
todas las manos, todas,
toda la sangre puede
ser canción en el viento.
Canta conmigo, canta,
hermano americano...

Se me olvidaba Mercedes Sosa, esa voz increíble e inolvidable que una vez escuché en el colegio Cerbuna, creo.

Fue una amiga quien me presentó al dueño de El Jardín, un pub que inauguraron en Zaragoza en junio de 1980, uruguayo, que me contrató para cantar el mes de julio de lunes a viernes "a las 5 en punto de la tarde". Eso cambió mi vida y a partir de ahí me dedique profesionalmente a ello.
En 1982 conocí a otro argentino, Héctor Grillo, que fue mi maestro en las artes escénicas; me dirigió en varias ocasiones: "Sátira, sátiro", "Quevedo", "Del comienzo de la arcilla del mundo", "Romanceros", y supo sacar de mi lo mejor siempre, con respeto y cariño. Me trasmitió su amor al escenario, a la vida, a la magia. Años después conocí a su hermana Mirta, maravillosa, y a su hijo, y a Mónica, su última mujer, también maravillosos.
Años después pedimos un crédito para viajar a Buenos Aires, justo a finales de diciembre.  Javier Villafañe y Luz Marina nos recibieron con los brazos abiertos y nos abrieron también las puertas de su casa, de sus amigos y de su corazón. ¡Que impresionante fue pasar la Nochebuena y la Navidad con ellos, con Horacio Guarany que fue un anfitrión maravilloso, comiendo asados y toda suerte de comidas, bebiendo vino y toda la noche conversando y cantando....!.
Y que bonito actuar en Necochea para los niños, en la inauguración de la Biblioteca Raúl González Tuñón junto al Tata Cedrón, en el C. C. Marcelo Rojas gracias a Jorge Fondebrider, en Liberarte gracias a Juano Villafañe, en el C.C. La Recoleta, en el café Mozart donde Sheila actuaba como una maga creando ambientes o sacando zanfonas de una chistera, y en tantos y tantos sitios...
Dejarse acompañar por la guitarra de Daniel Russo; trabajar con Jorge Capranzano; convivir con Sergio Rower y su mujer, encantadores; con Mirta Grillo, todo corazón; con Marcelo Reyes que nos acogió y después cruzó el charco con cosotros. O visitar el tigre con Ariel Prat, y con Mónica; reencontrarse con Marga Iñíguez y ....
Cantar con zambomba las coplas de Javier

Siempre me has mentido...

Me llevabas a pescar
al otro lado del río
y caían los anzuelos
debajo de mi vestido.

Siempre me has mentido.....

Ese viaje fue iniciático, transformador y me es imposible mencionar a todas las personas maravillosas que conocí y que me hicieron sentir en el cielo. .Otro día seguiré, mi memoria es fragmentaria . Ahora solo quiero agradecerles a todos aquella experiencia y para ello tomo prestados estos versos a Maria Elena Walsh.

EL BUEN MODO

Tengo tanto que agradecer
al que me dio de beber
cuando de sed me moría.
Agua en jarro, gusto a pozo,
pero río caudaloso
me parecía.

Estos ojos no olvidarán
al que una vez me dio pan
cuando el hambre me afligía.
Miga dura, pan casero,
que trigal del mundo entero
me parecía.

Seas siempre bendito
por tu buen modo,
porque al darme poquito,
me diste todo.
Antes que la muerte
me robe la ocasión
para corresponderte
aquí te mando
mi corazón.

Hoy me acuerdo de aquel que ayer
se supo compadecer
cuando lágrimas vertía.
Era parco su consuelo,
pero Dios con un pañuelo
me parecía.

Nunca pude olvidarme yo
del que una vez me albergó
cuando techo no tenía.
Rancho pobre, catre chico,
pero caserón de rico
me parecía.