sábado, 6 de diciembre de 2014

Pero tú no lo sepas, mi alma.


Hace muchos, muchos años que no te veo y sin embargo tu recuerdo me conmueve; tu presencia aún a través de las comunicaciones, me altera profundamente. Saber que te interesa mi actividad me hace sentir como la primera vez que te vi cuando con veinte años fui a buscarte transida de devoción, como una alumna subyugada por el maestro. Sin embargo esa ya no soy yo. Por eso me llama la atención que me ocurra de nuevo una y otra vez cuando muy de vez en cuando nos comunicamos.
            Tengo la impresión de que algo quedó pendiente desde el principio y nunca lo hemos querido averiguar; sin embargo sigue ahí y supongo que seguirá hasta que llegue el día del último viaje. A veces me digo que querría volver a verte, que el tiempo vital se acaba pero entonces surge una voz que me susurra: “y qué más da aquí o allá”.
            Lo cierto es que no me atrevo a decirte esto personalmente, algo me detiene, me lo impide. No es el miedo, eso ya pasó, pero lo que sea me paraliza y sigue el tiempo pasando, la rueda girando…Las ensoñaciones del pensamiento vuelan libres y nos lleva toda una vida poder discernir cuando la maraña de las emociones se entremezclan.
            Muchas gracias por existir y seguir acordándote de mi.
            Seguiremos comunicándonos.
            Un abrazo virtual.

Yo soy un sueño, un imposible
Vano fantasma de niebla y luz;
Soy incorpórea, soy intangible:
No puedo amarte.
¡Oh ven, ven tú!
G.A. Bécquer.

viernes, 5 de diciembre de 2014

La flauta mágica

Carmen Orte cantando en Cáceres con la zanfona.

Tengo un amigo que dice que yo veo las cosas con mirada mágica, que tengo una visión mágica de la vida, o algo así. No estoy de acuerdo. La realidad supera con mucho a la ficción y si yo digo que fui a aquel lugar, en ese momento, para conocerlo, puede ser una explicación como cualquier otra. Llámale casualidad, azar, karma, destino,...; el caso es que si uno ve las cosas con perspectiva se da cuenta de que los sucesos que a veces parecen traumáticos, son siempre para bien, aunque acaben con la muerte, que no nos olvidemos es el fin último de la vida.
Me niego a tener una visión amargada y catastrofista de la existencia. Parto de que el que nace, muere así como que la gestación de una nueva vida, en los mamíferos, acaba con un parto: la hembra, por lo menos la mujer, sabe que no le queda más remedio que abrirse para que salga el nuevo ser; la medicina ha inventado un sistema para sacarlo, la cesárea, pero sin duda es mucho más agresiva que un parto. El amor a tu hijo puede hacer que ese parto sea como una especie de orgasmo. Yo he visto parir a las gatas y no creo que sufran, al contrario, gozan.
El camino que recorre una persona en su vida es un misterio en sí mismo, y aunque muchos crean que siguen el que le trazaron sus padres casi desde antes de nacer, no es cierto porque la vida te puede sorprender en cualquier momento; del mismo modo la persona que piensa que se ha hecho a sí misma y ha trazado su propio camino, también esta equivocada por la misma razón.
Por qué unas personas aprenden a lo largo de su vida, después de haber tropezado o sufrido, y otras no, lo ignoro, pero intuyo que es bueno ser capaz de hacerlo, para uno mismo, es como abrirse a la vida, vivir.

                                                                  


viernes, 28 de noviembre de 2014

Recuerde el alma dormida.

       


       Las experiencias sobre la muerte son una fase muy importante de aprendizaje en nuestra vida.
      No me refiero a lo esotérico, macabro o cualquiera de esas zarandajas que tanto morbo producen en nuestra sociedad. Me refiero a ver desaparecer o morir a nuestros seres queridos. Llama la atención que tanta gente quiera ignorar esta realidad y pase por ella de puntillas cuando si hay alguna certeza irrefutable es que toda persona viva habrá de morir algún día.
      Tuve la fortuna de asistir a la muerte de mi madre y aún más, de compartir con ella dos semanas intensas poco antes de que ello sucediera; ella se lo barruntaba. Paseamos, hablamos, recordamos, incluso visitamos el cementerio donde estaban enterrados mis abuelos, mi padre, dos hermanos muertos en su primera infancia y muchos parientes, amigos y conocidos a los que solía recordar en los últimos tiempos.
       Me trasmitió una gran paz; no le asustaba la muerte, estaba preparada.. Tan solo le temía al sufrimiento, a la agonía.
       Ello ocurrió pocos meses después de los sucesos de Leganes en los que denunciaron a varios médicos por sedaciones a pacientes terminales y cuando viendo cómo sufría ya que se le habían encharcado los pulmones y era inevitable su muerte, solicitábamos a los doctores que la atendían que le aliviaran el dolor, ellos se negaban aduciendo que esos medicamentos podían acelerar su muerte, incluso llegaron a sugerir que queríamos matarla.
       Esos sucesos vinieron a mi cabeza ayer cuando asistí  a una charla de la Asociación Derecho a Morir Dignamente y sentí mucha alegría cuando vi a personas como Luis Montes y Carlos Barra que quieren emplear su tiempo y energía para que  en España se pueda tener una muerte digna y sin sufrimiento si ello es deseo del moribundo. Y recordé que he de hacer el Testamento Vital.
       Y resonaron en mi cabeza esas Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, que asumí como mías cuando con diez años las conocí:

Recuerde el alma dormida,
Avive el seso y despierte,
contemplando
Cómo se pasa la vida,
Cómo se viene la muerte
tan callando;
Cuán presto se va el placer,
Cómo después, de acordado
Da dolor;
Cómo, a nuestro parescer,
Cualquiera tiempo pasado
Fue mejor.

Y pues vemos lo presente
Como en un punto se es ido
Y acabado,
Si juzgamos sabiamente,
Daremos lo no venido
Por pasado.
No se engañe nadie, no,
Pensando que ha de durar
Lo que espera,
Más que duró lo que vio,
Porque todo ha de passar
Por tal manera.
.
Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar en la mar
Que es el morir;
Allí van los señoríos
Derechos a se acabar
Y consumir;
Allí los ríos caudales,
Allí los otros, medianos
Y más chicos,
Y llegados son iguales
Los que viven por sus manos
Y los ricos.

       O aquel fantástico Romance del Enamorado y la muerte, que, cantado por Joaquín Díaz, me llegó como, y tomo las palabras prestadas a Ramón Irigoyen, "una pedrada que partiendo de una honda certera, se incrusta en una sien".

Un sueño soñaba anoche,
Soñito del alma mía,
Soñaba con mis amores,
Que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan  blanca,
Muy más que la nieve fría
Por dónde has entrado amor
Cómo has entrado, mi vida.
Las puertas están cerradas,
Ventanas y celosías
No soy el amor amante
Soy la muerte, Dios me envía.
Ay muerte tan rigurosa
Déjame vivir un día,
Un día no puedo darte
Una hora tienes de vida.
Muy deprisa se levanta,
Más deprisa se vestía
Ya se va para la calle
En donde su amor vivía.
Ábreme la puerta blanca,
Abreme la puerta niña,
La puerta cómo he de abrirte
Si la ocasión no es venida.
Mi padre no fue a palacio,
Mi madre no está dormida.
Si no me abres esta noche
Ya no me abrirás querida.
La muerte me esta buscando
Junto a ti vida sería.
Vete bajo la ventana
Donde labraba y cosía.
Te echaré cordón de seda
Para que subas arriba,
Y si el cordón  no alcanzare
Mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe,
La muerte que allí venía
Vamos el enamorado
Que la hora ya esta cumplida.

lunes, 10 de noviembre de 2014

La vida te da sorpresas.

       

          Una amalgama de pensamientos, sentimientos y emociones me sacuden esta noche. La ira, la paciencia, el amor, la muerte, la paz. el cariño, las pulsiones de la adolescencia, la intuición de las carencias afectivas, la tristeza ante nuestra cortedad de seres humanos y una larga retahila se agolpan en mis sienes.
          Sobre todas ellas, y quizá empequeñeciendo a las demás, está el dolor por la enfermedad que se ceba en algunas personas especialmente. Y la cercanía de la muerte a veces vislumbrada como una presencia amiga, cálida y humana que hace soportable la vida pues te anuncia que no es eterna, que tendrá fin ese suplicio con el que nos ha obsequiado nuestro cuerpo o çeste mundo en el que habitamos. O nosotros mismos pues en ocasiones somos nuestros propios carceleros al estar ciegos y no ver que la vida nos ha llevado a un callejón sin salida.
           ¡Ay!, luna que reluces
         toda la noche m´alumbres.

martes, 11 de febrero de 2014

Corre que te pillo en Sabiñánigo

Corre que te pillo en La Cueva del tesoro



            En abril estuvimos en Sabiñánigo dentro de las actividades que organiza el                  ayuntamiento de    Promoción de la lectura     con nuestro trabajo sobre   Federico García Lorca,
Corre que te pillo.
            Fue un placer volver a cantar en este pueblo tan acogedor.




Corre que te pillo en el Castillo de Bil Bil




            Estaremos encantados si os pasaís por allí.

jueves, 23 de enero de 2014

Romances y romanceiras




Foto: Marta Marco
El romance es otra de las cosas que ha formado parte siempre de mi vida. Recuerdo desde que nací oir cantar a mi padre con su voz bien templada:

Francisco Ríos Pernales
estaba loco de alegría,
días antes de su muerte
su esposa tuvo una niña,
días antes de su muerte
en sus brazos la tenía:
- Hija de mi alma
ven aquí conmigo
que por ser yo un bandolero
tu a este mundo sin honra has venido,
pero no te apures, nena,
que este oficio dejaré
y fuera de España me marcharé.
¿Qué dices tú, Concha,....
Cantando el romance de García y Galán en Cienfuegos (Cuba)
Foto Aloma Rodríguez

Y enseguida alguno de mis hermanos o yo misma entraba a hacerle el duo. Era casi irresistible cantar.
Después, con muy pocos años, recuerdo a mi hermano Javier recitar de memoria algún romance que aprendía en la escuela:

Abenamar, Abenamar,
moro de la morería,
el día que tu naciste
grandes señales había,
estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace
no debe decir mentiras.
- No te la diré, señor,
aunque me cueste la vida.

Yo me lo aprendía todo, claro.
Un día en mi libro de Lengua y Literatura apareció el romance del conde Arnaldos:



¿Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan?
Con un falcón en la mano..


Cito de memoria pero se me quedó grabado a fuego el final:

- digasme tú, el marinero,
digasme ora ese cantar.
- Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Cantando el romance sefardí Una hija tiene el rey
No entendía nada pero me embobaba y despertaba mi curiosidad.
Más adelante quiso la fortuna que una amiga, Teresa, me regalara Flor Nueva de romances viejos y ahí, además de una maravillosa colección de romances, había unas cuantas partituras firmadas por E. Martínez Torner que me cautivaron:


En París está doña Alda,
la esposa de don Roldán.
cincuenta damas con ella
para la acompañar...

El colmo para mí fue descubrir musicalmente, literariamente ya lo sabía, que el romance vivía en variantes, y que mucha gente seguía cantándolos, estaba vivo. Fue como una revelación que me enganchó y me subió a su rueda: pasé a ser una de esas personas que cantaban romances: una romanceira o romancera.

sábado, 11 de enero de 2014

Raquel

        Hubo una vez un tiempo en mi vida en el que me tocó convivir con una ángel. Se llamaba Raquel y llegó justo cuando lo necesitaba: apareció para introducirme en el "Viaje Medieval" y conducirnos a través del Romancero carolingio a Belgrado y a Zagred para inaugurar las sedes del Instituto Cervantes en el año 2002.

         Conviví con ella un par de años pues después montamos junto con Eugenio y Luis Felipe, unas navidades en un local a 0ºC el Entremés de las Fuentes con el que anduvimos otro año por esas tierras.
No he conocido persona más alegre y eficiente, no se le ponía nada por delante y nunca se contrariaba por las adversidades de la vida, para ella no existían: eran pasos, procesos, cambios.

         Cuando se fue tan súbitamente, sin darnos tiempo a reaccionar, comprendí que ella sabía de la fugacidad de la vida, sabía que le había tocado vivir poco tiempo y tuvo la sabiduría de dejarnos a su hijo Mircha que sin duda ha heredado su lucidez y su alegría.
          Ya me dirás si te gusta el blog, seguro que me lo harás saber.