martes, 18 de junio de 2013

El mercado de Portland


Rogelio Ayala y Carmen Orte en el mercado



             Delicioso el mercado de los sábados de Portland (Oregón) USA. Distintos ambientes según las zonas, pero siempre relajados, tranquilos. A un lado excepcionales artesanos vendiendo sus productos elegantes, originales y bien hechos. En otra parte puestos de objetos diversos, muchos de ellos hechos en China.





            Un par de zonas con comida de distintos lugares del mundo: mejicana, griega, egypcia, italiana, fish and chips, ...con unas mesas cercanas para sentarse a degustarla. En una zona están los que no toman bebidas alcohólicas; en otra los que sí y junto a cada una un escenario con actuaciones diversas en el primer caso, y con un grupo de blues fantástico que recoge dólares en la funda de una guitarra.
Mucha gente pero muy respetuosa, sin atropellos, golpes o malas caras. Fue como un bálsamo que me alivió y sosegó mi espíritu.

 
Luis Felipe Alegre y Carmen Orte en el mercado

            En las calles muchos músicos y artistas callejeros que van cambiando de lugar con frecuencia, excepto un percusionista que, con 6 bidones de plástico y una chapa rota con forma redondeada que sacaba un sonido monótono precioso, estuvo tocando al menos cuatro horas:  yo ya me fui.
            Un predicador con coleta y gafas de sol, de no sé qué iglesia, con un amplificador pequeño y subido a un podium, soltó su perorata sin parar durante una hora; entonces le sustituyó otro y continuó. Nadie les hizo caso. Junto a ellos un equilibrista y malabarista congregaba a la gente en torno suyo.


         Me gusta mirar las caras de las personas. Aquí, como en Cuba, veo todas las razas mezcladas y me reconcilia con el género humano. Rasgos preciosos, que asoman acá y allá, muestra de su arraigo y su vigor y promesa de una humanidad sana y fuerte. Como decía Nicolás Guillén tráiganme todas las manos y hagamos una muralla.



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