Ir a cantar a la Plaza de san Mateo, en Cáceres, para mi es como un viaje iniciático. Y soy más consciente cuando veo llegar allí a las personas que hacen el Camino de Santiago por La Ruta de la Plata andando o en bicicleta.
El Camino comienza cuando me monto en el coche para llegar hasta allí y termina mucho tiempo después de llegar a mi casa; en medio, tres o cuatro horas de tocar la zanfona y cantar.
Hoy para expresar mis pensamientos ha venido Leon Felipe.
He escuchado muchas veces a Luis Felipe recitar estos versos mientras Goyo Maestro y yo esperábamos para cantar Revolución.
PIE PARA EL NIÑO DE VALLECAS, DE VELÁZQUEZ
De aquí no se va nadie. Mientras esta cabeza rota del Niño de Vallecas exista, de aquí no se va nadie. Nadie. Ni el místico ni el suicida. Antes hay que deshacer este entuerto, antes hay que resolver este enigma. Y hay que resolverlo entre todos, y hay que resolverlo sin cobardía, sin huir con unas alas de percalina o haciendo un agujero en la tarima. De aquí no se va nadie. Nadie. Ni el místico ni el suicida. Y es inútil, inútil toda huida (ni por abajo ni por arriba). Se vuelve siempre. Siempre. Hasta que un día (¡un buen día!) el yelmo de Mambrino —halo ya, no yelmo ni bacía— se acomode a las sienes de Sancho y a las tuyas y a las mías como pintiparado, como hecho a la medida. Entonces nos iremos todos por las bambSialinas. Tú, y yo, y Sancho, y el Niño de Vallecas, y el místico, y el suicida.
|
Goyo Maestro, Luis Felipe y Carmen Orte en el IES de Fraga |
REVOLUCIÓN
Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
- un sol verdugo y amigo -
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.