viernes, 28 de septiembre de 2012

En Cáceres

En Cáceres con la zanfona. Foto Kino.



        El sábado pasado se celebró en Cáceres una concentración motera
        llamada Buitres Leonaos 2012. Joaquín me ha hecho llegar esta
        preciosa foto que me hizo e incluyó en el album en Picasa.
        Muchas gracias.



Foto Kino

lunes, 24 de septiembre de 2012

Por si vuelves





Si vuelves, vuelve para que la vida
pueda florecer,
no para el hastío, no para el reproche,
no para el torpe anochecer,
contigo, sin ti.

Si vuelves, vuelve para amarnos
en las cosas más sencillas
como el árbol, el camino,
vuelve cómo hablar de nuestro amor,
ya viejo amor, cierto amor.

Si vuelves.

                    Marta Valdés

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Antología Gervasio Sánchez

Biblioteca de Sarajevo. Foto Gervasio Sánchez.


Ayer se inauguró en el MEIAC de Badajoz una exposición antológica de Gervasio Sánchez.
Me quede sin palabras. ¿Cómo se puede soportar tanto horror?. Me vinieron a la cabeza los versos de Quevedo:

Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.

Nunca he vivido una guerra. Mi madre me hablaba de la que a ella le tocó vivir, la guerra civil española de 1936 y aunque nunca detalló los horrores, me caló la idea de que es lo peor que te puede pasar en esta vida.

Belchite (Zaragoza)

En una ocasión participé en la grabación de la película El barón de Munchausen en Belchite (Zaragoza) y ayer recordé ese pueblo destrozado por los bombardeos de la guerra, símbolo de la barbarie.
Y sin embargo seguimos fabricando y vendiendo armas cada vez más mortíferas, cada vez más costosas, cada vez más dañinas.
Quedan los versos de César Vallejo:

Al fin de la batalla
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "No mueras, ¡te amo tanto!".
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte".
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos
con un ruego común: "¡Quédate hermano!".
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre, echose a andar.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Soy polvareda que al viento va




Sentada en la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, en el 2009, en el jardín, vislumbré que si por algo no pudiera residir en España, me gustaría vivir allí, me sentiría bien y podría ser feliz. Más tarde, reflexionando sobre ello caí en la cuenta de que lo peor no es la ausencia de ese lugar, de esa persona o cosa sino la imposibilidad de acceder a él, a ella. La vida es malévola y te coarta por muchas razones. Creo que por eso entiendo tan bien a los sefardíes y a los judíos en general, y a los exiliados: si vuelves a ese sitio, si nada ni nadie te lo impide, perderá esa atracción casi irresistible cuando no es factible. Como decía Bécquer:

Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz.
Soy incorpórea, soy intangible,
no puedo amarte.

¡Oh, ven, ven tú!.

O, como decía Cernuda:

Amargos son los días
de la vida, viviendo
solo una larga espera
a fuerza de recuerdos.


Cuando en el 2010 visité San Salvador de Jujuy, curiosamente, me sentí transportada a mi adolescencia en Tarazona (Zaragoza), lugar donde nací.  sus calles principales, sus iglesias, sus mercados, sus gentes asentadas en la tierra, ..., no sabría explicarlo, solo a través de la montaña como eje principal y de su situación como sede comercial y administrativa de una zona, con sus funcionarios, su comercio y su movimiento.
Después me asombró la enormidad de su territorio, del cauce de sus ríos, de sus montañas, de sus cerros. Eso es lo que más me ha llamado la atención siempre de Argentina: la inmensidad, esas distancias enormes con un mismo paisaje, río, olor, cultivo, esa desmesura de la naturaleza que en la zona andina alcanza proporciones indescriptibles. Y la capacidad del ser humano de manejarse en ellas.
Nacer, vivir en un lugar donde la montaña está siempre presente, imprime carácter; esa presencia silenciosa que atrae a las nubes, las tormentas, la nieve, las fuerzas de la naturaleza, se convierte en imprescindible, en algo consustancial a uno. Yo siempre la echo de menos. Sus cielos estrellados son LA MAGIA, y sus campos de nubes, cuando te parece que puedes echarte a andar por ellas, son paisajes que nunca olvidarás. Eso pasa en San Salvador de Jujuy y en mi pueblo, Tarazona. La altura y dimensión de sus montañas no son comparables pero sí lo son las impresiones que producen en el alma de las personas.
Quizá por eso el canto de esos hombres tenga esa fuerza única que nace de la unión entre la tierra y el cielo, el canto andino, las jotas, albadas, coplas, romances, el grito transformador y el hilo invisible que une a los seres humanos por medio de la voz cantada.
Y hete aquí que Reynaldo Castro me descubrió que Jujuy fue la cuna de Jorge Cafrune:

Estrella, tu que miraste,
tu que escuchaste mi padecer,
estrella, deja que cante,
deja que quiera como yo sé.