martes, 31 de julio de 2012

Judería de Tarazona

La casa en la que nací. Mi casa
Nací en la calle Judería de la hermosa ciudad de Tarazona, encrucijada de culturas, religiones y pueblos.
Aprendí a cantar al mismo tiempo que a andar y me recuerdo diminuta saliendo a la terraza y vociferando, con los brazos en jarras: "ni se compra ni se vende, el cariño verdadero,...". Jotas, romanzas de zarzuelas, romances de ciego, tradicionales, las canciones de moda, ....Me las aprendía todas, siempre he tenido mucha facilidad para memorizar poemas y cantos y rara vez se me olvidan. Supongo que sigo la huella de los juglares y esa es una de sus cualidades.
Creo en la herencia de los lugares, existe algo que se trasmite; un ser muy querido me dice siempre que la casualidad no existe. En esas casas vivieron antes que yo muchas personas de diferentes religiones, razas, estamentos,...y sus muros quedaron impregnados de ellas, de sus vidas y de sus voces, gritos y cantos. Y Las Casas Colgantes fueron el paisaje de mi infancia, poderosas, inquietantes. Y el sonido continuo de las palomas y palomos, de los aviones y otros pájaros que por allí anidan; de las campanas de la Iglesia de La Magdalena, de san Miguel y del reloj del Ayuntamiento dando los cuartos...
Asentada en mi ventana,....

Quizá esas vivencias fueron las que me impulsaron y me llevaron por el camino de la literatura y la música a tantos lugares donde encontré el mismo hilo trasmisor. Y el viernes me llevó a cantar al Ayuntamiento de Tarazona, al salón de plenos, vigía de mi infancia, balcones atisbados y anhelados sobre todo el 27 de agosto, cuando el Cipotegato salía por la puerta y la multitud, enardecida, le tirábamos tomates, rojos, rezumantes de caldo,..
Fue una felicidad actuar allí, muchas gracias a todos los que lo hicieron posible y a los que vinísteis a acompañarnos.




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