A. García Calvo e Isabel Escudero |
Agustín García Calvo lo expresó muy bien en este fragmento del Sermón del ser y no ser:
Estamos tú y yo
como el muchacho que mirando está
los ojos de sus amores verdes
y la voz le tiembla bajo la dulce tarde.
Sólo con Sóla.
Y aleteando están los corazones de los dos
y sin embargo no se atreve nunca, no puede
a pronunciarlas las palabras justas.
Bien que las conoce demasiado
Y demasiado sabe que se esperan esas.
Pero por eso mismo se resiste
como asnillo sin domar.
Y tiene su miedo su razón
Pues cuando al fin susurre
TE QUIERO
en el momento de decir la propia verdad
habrá jurado la mortal mentira,
y a prisión mohosa habrá por siempre condenado
la amenaza de libertad que acaso en sus amores florecía.
Conque así, sintiéndolo turbiamente,
tiembla como vara verde
y balbucea y busca en los ojos de la otra
desesperadamente
LA INTELIGENCIA.
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