viernes, 2 de diciembre de 2011

Cambia, todo cambia



Durante muchos años pensé que me había equivocado cuando con 17 años decidí estudiar Ciencias Empresariales ya que la abandoné en 4º curso con 21 años y me fui sin titulación alguna. ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!,...Pero a mi en ese momento no me interesaba el futuro próximo (que era el único que veía) que podía depararme esa titulación. Es más, creía, quizá con acierto, que si la terminaba, si me licenciaba, sería como una trampa, como un lazo que me impediría vivir como yo quería y me conduciría al hastío y la monotonía.
Y hete aquí con el correr de los años que descubro que adquirir esos conocimientos ha sido mi tabla de salvación en la vida. Y hoy, que continuamente escucho hablar sobre aquellos conceptos que aun siendo impenetrables para la mayoría están en boca de todos, me pregunto: ¿cómo pude ser tan lúcida? y me admiro de mi y de la vida.
Y por supuesto me viene a la cabeza aquella cancioncilla...

¡Cómo cambian los tiempos, Venancio!,
¿qué te parece?
¿qué te parece, Venancio?
¡cómo cambian los tiempos!

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