viernes, 5 de diciembre de 2014

La flauta mágica

Carmen Orte cantando en Cáceres con la zanfona.

Tengo un amigo que dice que yo veo las cosas con mirada mágica, que tengo una visión mágica de la vida, o algo así. No estoy de acuerdo. La realidad supera con mucho a la ficción y si yo digo que fui a aquel lugar, en ese momento, para conocerlo, puede ser una explicación como cualquier otra. Llámale casualidad, azar, karma, destino,...; el caso es que si uno ve las cosas con perspectiva se da cuenta de que los sucesos que a veces parecen traumáticos, son siempre para bien, aunque acaben con la muerte, que no nos olvidemos es el fin último de la vida.
Me niego a tener una visión amargada y catastrofista de la existencia. Parto de que el que nace, muere así como que la gestación de una nueva vida, en los mamíferos, acaba con un parto: la hembra, por lo menos la mujer, sabe que no le queda más remedio que abrirse para que salga el nuevo ser; la medicina ha inventado un sistema para sacarlo, la cesárea, pero sin duda es mucho más agresiva que un parto. El amor a tu hijo puede hacer que ese parto sea como una especie de orgasmo. Yo he visto parir a las gatas y no creo que sufran, al contrario, gozan.
El camino que recorre una persona en su vida es un misterio en sí mismo, y aunque muchos crean que siguen el que le trazaron sus padres casi desde antes de nacer, no es cierto porque la vida te puede sorprender en cualquier momento; del mismo modo la persona que piensa que se ha hecho a sí misma y ha trazado su propio camino, también esta equivocada por la misma razón.
Por qué unas personas aprenden a lo largo de su vida, después de haber tropezado o sufrido, y otras no, lo ignoro, pero intuyo que es bueno ser capaz de hacerlo, para uno mismo, es como abrirse a la vida, vivir.

                                                                  


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