viernes, 23 de septiembre de 2011

Marta Valdés

Había una vez en un lugar llamado La Habana un espacio de encuentro para músicos y artistas llamado "Peña de Marta Valdés" y quiso la fortuna que en 1992 acertara a pasar por allí, y la conocí, y supe del amoroso cuidado que Marta ofrecía.
En 1997, cuando en mi cuerpo convivíamos dos seres, tuve el privilegio de asistir a un recital que ofreció en Zaragoza: mi hija no paró ni un momento de moverse, se ve que nos llegó muy adentro. Y varias de sus canciones me cautivaron. Hasta el punto de que hace unos meses Aunque no te vi llegar se instaló definitivamente dentro de mi y asomaba continuamente como si fuera mi propia voz o la voz de la tierra, un canto ancestral que me anticipaba la vida, la maravilla de estar vivo.
Y sucedió. Muchas gracias, Marta, por ponerle palabras y música a....lo inenarrable:

Sabía que te acercabas,
aunque no te vi llegar.
Todas las aves del mundo
me vinieron a avisar,
anunciando con sus trinos
de vísperas el final
y supe que te acercabas
aunque no te vi llegar.
Yo me hallaba sin amores
y el amor de pronto vino
como del campo las flores,
como el aroma del pino
hoy brotan en mis canciones
los olores del camino
pues me hallaba sin amores
y el amor de pronto vino.

¡Que maravilla!

No hay comentarios:

Publicar un comentario