martes, 13 de diciembre de 2011

La venda

Si te dijera, amor mío......Foto J.C. Vidarte
Me he dado cuenta de que durante casi toda mi vida he vivido con los ojos vendados, por mi misma. No quería ver la realidad: me parecía fea, insoportable, increíble, ...; prefería vivir en una ficción.
Ya hace tiempo una canción de Teresita Fernández me dio que pensar. Se titula Lo feo, y dice en un momento:

Alita de cucaracha
llevada hasta el hormiguero,
así quiero que en mi muerte
me lleven al cementerio.

Sigue luego y termina diciendo:

A las cosas que son feas
ponles un poco de amor
y verás que la tristeza
va cambiando de color.

Hoy, que por fin me decidí a ver las cosas como son y ya he pasado el periodo de catarsis y he intentado recomponer mi vida y primar la felicidad, el estar bien con una misma por encima de todo, le doy gracias a la vida por permitirme conocer tantas cosas, tantas personas, tantas visiones del mundo. Las encajo como en un puzzle y me hacen sentir bien, no me enervan: son así.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

CÁCERES

Carmen Orte en Cáceres con la zanfona
   Y mañana a Cáceres a cantar:
 ¿Dónde vas, Alfonso XII?
¿dónde vas, triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi.
Si, Mercedes ya se ha muerto...
Muerta está, que yo la vi....
Carmen Orte en Cáceres con la zanfona

Y también:

Al villano se la dan 
la cebolla con el pan,...

viernes, 2 de diciembre de 2011

Cambia, todo cambia



Durante muchos años pensé que me había equivocado cuando con 17 años decidí estudiar Ciencias Empresariales ya que la abandoné en 4º curso con 21 años y me fui sin titulación alguna. ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!,...Pero a mi en ese momento no me interesaba el futuro próximo (que era el único que veía) que podía depararme esa titulación. Es más, creía, quizá con acierto, que si la terminaba, si me licenciaba, sería como una trampa, como un lazo que me impediría vivir como yo quería y me conduciría al hastío y la monotonía.
Y hete aquí con el correr de los años que descubro que adquirir esos conocimientos ha sido mi tabla de salvación en la vida. Y hoy, que continuamente escucho hablar sobre aquellos conceptos que aun siendo impenetrables para la mayoría están en boca de todos, me pregunto: ¿cómo pude ser tan lúcida? y me admiro de mi y de la vida.
Y por supuesto me viene a la cabeza aquella cancioncilla...

¡Cómo cambian los tiempos, Venancio!,
¿qué te parece?
¿qué te parece, Venancio?
¡cómo cambian los tiempos!

jueves, 3 de noviembre de 2011

Recital de Canciones sefardíes en Mérida


El sábado, día 12 de noviembre presentamos en la capilla del Parador de Turismo de Mérida, una versión del recital de canciones sefardíes Yo me enamoré de un aire. Eugenio estará ausente pero me acompañará Luz Rueda en la presentación, Andrés Holgado en la producción y Ana Holguín en el atrezzo. Y la colaboración de la Asociación Cultural Ubi Sunt?. Muchas gracias a todos.

Puedes ver el cartel y el programa de mano del recital.

Cartel del recital en pdf

Programa de mano en pdf


jueves, 20 de octubre de 2011

Fundación

Cantando en la c/ la Soledad de Badajoz
Para saber de mi llegué a estas cimas,
me reconozco en los demás y dentro de mi
me desconozco,
y tengo que llegar otra vez a mí mismo
fundándome otra vez
para ir a ti de mi.
Tú, que me pides
lo que no puedo darte,
acaso este vacío
de corazón,
la mente dando vueltas a una rueda que gira,
que gira, gira y gira
sin más oficio que espantar el sueño.

Del disco "Poemas de Rosendo Tello al compas de la música" el poema musicado Jamas sabré por dónde.

viernes, 14 de octubre de 2011

Unidad en ella

Foto J.C. Vidarte
¡Qué maravilla!


Unidad en ella
                  de La destrucción o el amor

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.





Sé todos los cuentos

Sé todos los cuentos
Me he pegado muchos años aprendiendo cuentos, canciones, romances, cuentos cantados. Es una de las cosas que más me gustan en la vida y para la que estoy bien dotada, tengo ese tipo de memoria: se me graban y ahí se quedan para siempre aunque muchas veces cuando salen, salen modificadas; formo parte de la tradición oral.
Un día cayó en mis manos un disco de Adolfo Celdrán en el que había un poema musicado de Leon Felipe que decía:

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan solo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos...
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos...
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos...
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos...
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos,
y sé todos los cuentos.

¿Hay quien dé más?

jueves, 13 de octubre de 2011

La rueda de la Fortuna

Foto: Juan Carlos Vidarte 
No soy una experta en dioses, no sabría decir apenas sobre mitología, pero te aseguro que la rueda de la Fortuna me lleva zarandeando toda mi vida. Me propongo algo y llega ella y me cambia el rumbo. No puedo ni protestar porque el nuevo cariz que toman las cosas me apasiona.
Llegan otros tiempos e intento retomar el sentido práctico, el académico, el habitual, y cuando parece que lo estoy consiguiendo de nuevo gira y me lo desbarata.  Adivina mis deseos más ocultos, esos que ni yo quiero reconocerme a mi misma.
Por eso ya no la tomo muy en serio, sé que me quiere y me trata bien y me esfuerzo por estar a su altura. Me pregunto a veces: ¿qué querrá?, volverme loca no, en absoluto, es muy seria, es una fuerza que mueve el mundo. Así que la dejo hacer y me instalo en su rueda, me acuerdo de la canción "... si naciste pa martillo del cielo te caen los clavos..." y me intento relajar aunque a veces la posición sea incómoda. Recuerdo a esas personas que he visto alguna vez en la televisión que se pegan horas, días, sobre una cama de clavos, respiro con la barrigota, como le digo a mi niña, y ...consigo relajarme. Al fin y al cabo sigo el hilo, me mantengo a flote, para mí, para otros estaría... ¿loca?, ¿en la luna?, ¿sería una pobrecita?...
En mi ayuda llega siempre Leon Felipe diciendo:

Bacía, yelmo, halo,
este es el orden, Sancho.

Y me relajo, esas palabras sosiegan mi corazón como un bálsamo. Aunque el sentido ¿común? diga una cosa, yo sé que la razón está conmigo y puedo disfrutar y ser feliz.

martes, 11 de octubre de 2011

encrucijadas

Para que bebamos la rubia cerveza del viejo pescador Schiltigheim.
Para que amemos Carcassonne y Chartres, Chicago y Quebec,
torres y puertos.
....
Para que bebamos la rubia cerveza del viejo pescador Schiltigheim, es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas, estamos en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven.        Raúl González Tuñón
Alejandra Ramirez, Luis Felipe Alegre, Carmen Orte y Adolfo González en Buenos Aires.

Me siento parte de esa red de caminos. Estuve en Argentina por primera vez a finales de 1988, en Buenos Aires, en Necochea; la crucé para llegar a Mendoza
y atravesé los Andes y llegué a Santiago de Chile. Subí hasta Antofagasta y de ahí por Arica entré en Bolivia, conocí La Paz y pasando por Oruro regresé a Argentina: Salta, Córdoba, Rosario y de nuevo Buenos Aires. En tren, en autobús,...Ese viaje que duró 4 ó 5 meses me cambió la visión del mundo.
Durante varios años, hasta 1993, frecuenté América: Buenos Aires, Rosario, La Habana,Camagüey, Ciego de Avila, Santa Clara, Nueva York, Boston, Bufalo,..
No volví hasta el 2008, y regresé el 2009 y el 2010 a Argentina, me sentía como el del tango:
..que veinte años no es nada...
Se da la circunstancia de que en Buenos Aires me siento como en mi casa, salvando las distancias. Siempre pienso que si por alguna de esas cosas de la vida no pudiera vivir en España, me gustaría vivir allí. Entiendo perfectamente que las personas, los españoles, se exiliaran o se marcharan allí; claro que no conozco Méjico, ni Puerto Rico, ni Milagros,...tantos lugares.
El último viaje que hice fue en el 2010 y quiso la fortuna que viniera a vernos actuar el hijo menor de Raúl González Tuñón, Adolfo González, al que tuve ocasión de saludar, incluso de fotografiarnos juntos. Y me llenó de orgullo, me inflaron como a una pelota sus palabras cuando recordó que había asistido a una actuación mía, nuestra, de El Silbo Vulnerado, en aquel primer viaje, que hicimos en la inauguración de una biblioteca que llevaba el nombre de su padre.

lunes, 10 de octubre de 2011

Ausencia

Cuando de nuevo llega la muerte de sopetón, siempre resuenan en mí los ecos de Jorge Manrique:

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
.....
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos
y llegamos
al tiempo que fenescemos;
así que cuando morimos,
descansamos.

A mis oídos llegaron cuando tendría diez u once años y nunca he encontrado mejor manera de expresar esos sentimientos.
También acuden a mí los sonidos de El enamorado y la muerte:

¡Ay, muerte tan rigurosa!
¡Déjame vivir un día!.
Un día no puedo darte,
una hora tienes de vida.

Y me asombra que nuestra sociedad no reaccione ante la evidencia y ....
y entonces me viene a la cabeza Juan del Enzina:

Hoy comamos, y bebamos,
y cantemos y holguemos,
que mañana ayunaremos.

Acude en mi auxilio Miguel Hernández:

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

Cantarina llega la voz de Agustín García Calvo:

Nadie la llama y viene como el viento,
saberla nadie la sabe porque no tiene,
no tiene nombre....

viernes, 7 de octubre de 2011

Todo pasa y todo queda

Me gustaría hablar sobre lo precario y la precariedad, palabras que continuamente se escuchan y que a mi a veces me confunden.
Claro, yo como cualquier ser humano, ansío seguridad, tanto en lo físico como en lo psicológico pero la vida me va enseñando que eso es una falacia, algo irrealizable en todos los sentidos: "que paren el mundo, que me bajo", decía...¿un chiste?. Es imposible, la materia misma está en continuo movimiento; uno piensa que en la tierra (no en el mar) puede estar quieto pero es mentira, el suelo se puede abrir a nuestro paso en cualquier momento y sobre nuestras cabezas puede caer cualquier cosa: un cascote de nuestra propia casa, una piña de un pino, una rama de un árbol o...Y hay que vivir con eso y ser una persona normal ...
Entiendo muy bien a esos antepasados nuestros que pasaban el día mirando al cielo continuamente, y a esos que vivían mirando al suelo, o al horizonte o ...las paredes de su propia celda. Y me admiro cuando leo que ha habido gente como Miguel Hernández que dentro de una prisión ha sido capaz de escribir:
"Libre soy, siénteme libre
solo por amor ..."
o
"No, no hay cárcel para el hombre,
no podrán atarme, no,
este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?,
¿Quién amuralla una voz?
Y entonces, cuando vuelvo a pensar en la precariedad y todo ese rollo en el que vivimos ahora, con todos los medios de comunicación hablando de los mismo, reflexiono y me acuerdo de mis padres. Ellos nacieron en 1922 y 1923 y vivieron el infierno de la guerra de muy niños y murieron a principios de siglo en una época de tranquilidad y bonanza, pero nunca perdieron de vista el valor de las cosas y de las personas y eso nos enseñaron a sus hijos: cuidar las cosas, mimar a los amigos, la hospitalidad es sagrada, la comida no se tira, la discreción, procurar no molestar a los demás, no derrochar, en fin una serie de consejos que durante un tiempo parecieron pasados de moda.
En este mundo de locos en el que parecemos vivir ahora, yo les agradezco cada día el haberme abierto los ojos para ver la vida de esa manera: para mi la amistad es lo mejor de este mundo, mis amigos haga lo que haga, siempre me querrán; la honradez, ser fiel a uno mismo es la base de la vida. Y el amor es el motor que mueve el mundo, aunque sea a trompicones. Vicente Aleixandre lo expresó muy bien: La destrucción o el amor.
,

martes, 4 de octubre de 2011

Crepúsculo de invierno


Hojeando una Antología de la poesía modernista seleccionada por Angel Crespo de Ediciones Tarraco, 1980, me encuentro con este poema de Enrique Díaz Canedo que nació en Badajoz en 1879 y murió en Méjico en 1944. 


Crepúsculo de Invierno 

La muerte lenta de la tarde fría 
llena la estancia de melancolía.
Los leños salpicados de reflejos
salpican muebles y tapices viejos.
Un reloj soñoliento da la hora:
las cinco; y cada campanada llora.
Junto al hogar un galgo; no se mueve;
sus costillas se acusan en relieve.
Alza de pronto la cabeza fina:
se ha movido el carmín de una cortina.
Da paso la cortina blasonada
a un hidalgo de ascética mirada.
Se asienta en un sillón de tonos rojos.
El perro fija en él sus vítreos ojos.
¿Qué viejas cosas recordarle quiere?...
Se carboniza un leño. El día muere.

martes, 27 de septiembre de 2011

Yo me enamoré de un aire. Canciones sefardíes

 Unas canciones del recital Yo me enamoré de un aire.




Cantando con los escolares: "...que me mercó mi padre por dos...
Las canciones sefardíes llegaron a mis oídos, como muchos otros cantos, a través de la voz de Joaquín Díaz, cuando yo era estudiante en Zaragoza, y me cautivaron. Además, teniendo en cuenta que yo nací en la calle Judería de Tarazona, en una casa antigua, que fue judía, y en la que aprendí a cantar, sentía que me pertenecían, que formaba parte de esa misma tradición aunque llegaba a ella a través de grabaciones y no de viva voz. Me las aprendí todas:
Dizen que lo verde no vale nada,
no vale nada,
y este nuestro novio lo trae a gala,
lo trae a gala.

El novio le dice a la novia....

¡Qué delicadeza!, ¡qué galanura!.
 Años después, cuando decidí dedicarme profesionalmente a este difícil arte, las introdujimos en un espectáculo llamado Sátira-sátiro entrelazadas con poemas de Samaniego, el Arcipreste de Hita o Nicolás Fernández de Moratín e hicimos muchas funciones en muy diversos lugares, como corresponde a los juglares, y siempre me sorprendía su efecto, el lirismo y a su vez el erotismo que desprendían, la reacción de la gente cuando les susurrabas o gritabas:
Yo te amo a tí solo
y a ti te alcanzaré.
Dame una parola,
si no, me mataré.

Por ti mi linda dama
daré mi vida entera...
En Sabiñánigo, actuando en el Molino Periel
Y así cuando llego el momento de trabajar "Del comienzo de la arcilla del mundo", un espectáculo itinerante sobre la poesía hispano-hebrea, en Córdoba, con Jesús Peláez del Rosal, las canciones salieron solas para recrear diversos momentos de la diáspora o de la Córdoba medieval ya que se estrenó en el Palacio del Cardenal Salazar, en tres patios maravillosos y siempre se representó en espacios naturales . Francisco J. Gil, autor de la música las incorporó entre otras muchas influencias musicales.
Las pasadas navidades, a sugerencia de un amigo empeñado en conseguir el Retorno de Sefarad a Tarazona, su pueblo y el mío, concebí la idea de pergeñar un recital basado en esas canciones y en su uso y disfrute y convencí a Eugenio Arnao de que solas nuestras voces, su percusión y mi guitarra, podrían conseguir conmover y entusiasmar al público, a personas que desconocían que formaban parte de su pasado pero que se les colaban muy adentro sin avisar y ...acababan el espectáculo transformados y encantados...
...la vida do por el rakí....
y a veces Un cabretico, un cabretico...
Surgió así Yo me enamoré de un aire, recital que se estrenó en Sabiñánigo en marzo, en un lugar maravilloso, el Museo Periel. También hemos estado en otros espacios deliciosos como el Festival Pirineos Sur o el castillo de Larrés.
Gracias Javier Bona.
Del recital Yo me enamoré de un aire, una pequeña selección de canciones y ritmos.


lunes, 26 de septiembre de 2011

La Zanfona

Cantando romances de ciego con el Silbo Vulnerado
La primera vez que la tuve entre mis brazos fue en Buenos Aires, en el café Mozart donde estuvimos actuando en 1989, gracias a Sheila Cremaschi que la hizo aparecer como por arte de magia una noche. Convivimos varias semanas pero solo fui capaz de acariciarla. Me fascinaba.
Era todo un ritual ponerla a punto: el algodón puro enrollado, la resina justa en sus cuerdas y la afinación correcta en cada instante, ¡ah! y las cejuelas que se movían como el pensamiento y algunas eran muy saltarinas...
Años después y gracias a Paco Díaz y a La Bazanca, apareció mi compañera, la que me acompañaría ya siempre hasta el punto de que cuando la saco de su funda y me la ajusto a la cadera, somos una.

Grabando el Romance de La Dolores de Calatayud


Y sé que siempre está ahí, a veces desabrida o chirriante, a veces suave y dulce y siempre sugerente, instala un puente para transportarte desde la nada a la eternidad, desde lo mismo a lo mesmo.
Rrrr.... La rueda de la Fortuna
nunca se pudo estar quieta
con vuelta y media que dio
me trajo para estas tierras ....ruuuuu.



La zanfona, detalle de la mano izquierda.

Con mi hija Ana en 2002 grabando Expresiones.es III para Trovideo en casa.
Gracias a algunos amigos y a Jesús Reolid y a Rafa Martín de la Asociación Ibérica de la zanfona aprendí a entorchar el algodón, a afinarla y a disfrutar con su tecladillo. Tanto es el goce que solo puedo cantar al unísono, cerrando los ojos: entonces zanfona, dedos y voz forman una sola rueda y el Conde Olinos, el romance del prisionero o el conde Flores fluyen, salen como el agua de la fuente, de ese manantial maravilloso del que se nutren. 
Incluso Un cabretico o el Enamorado y la Muerte surgen despacio, majestuosos, a su ritmo.
Y una siente que otros seres humanos se enganchan a la rueda y tu propio cuerpo forma parte de la misma, de la rueda de la vida.
¡Que maravilloso instrumento ha pervivido lo largo de tantos siglos!
De la obra "Entremés de las fuentes" sobre El Quijote de El Silbo Vulnerado

viernes, 23 de septiembre de 2011

Marta Valdés

Había una vez en un lugar llamado La Habana un espacio de encuentro para músicos y artistas llamado "Peña de Marta Valdés" y quiso la fortuna que en 1992 acertara a pasar por allí, y la conocí, y supe del amoroso cuidado que Marta ofrecía.
En 1997, cuando en mi cuerpo convivíamos dos seres, tuve el privilegio de asistir a un recital que ofreció en Zaragoza: mi hija no paró ni un momento de moverse, se ve que nos llegó muy adentro. Y varias de sus canciones me cautivaron. Hasta el punto de que hace unos meses Aunque no te vi llegar se instaló definitivamente dentro de mi y asomaba continuamente como si fuera mi propia voz o la voz de la tierra, un canto ancestral que me anticipaba la vida, la maravilla de estar vivo.
Y sucedió. Muchas gracias, Marta, por ponerle palabras y música a....lo inenarrable:

Sabía que te acercabas,
aunque no te vi llegar.
Todas las aves del mundo
me vinieron a avisar,
anunciando con sus trinos
de vísperas el final
y supe que te acercabas
aunque no te vi llegar.
Yo me hallaba sin amores
y el amor de pronto vino
como del campo las flores,
como el aroma del pino
hoy brotan en mis canciones
los olores del camino
pues me hallaba sin amores
y el amor de pronto vino.

¡Que maravilla!

jueves, 22 de septiembre de 2011

Me presento



                                           Caminante, son tus huellas
                                           el camino, y nada más.
                                           Caminante no hay camino,
                                           se hace camino al andar.
                                           Al andar se hace camino
                                           y al volver la vista atrás
                                           se ve la senda que nunca
                                           se ha de volver a pisar.

Inicio mi blog en el primer día de otoño, con estos versos de Antonio Machado, con ilusión y deseo de expresarme con la música y la palabra. Llevo mucho tiempo cantando canciones y uno de nuestros espectáculos actuales se llama "Yo me enamoré de un aire", un repertorio de canciones sefardíes a duo con Eugenio Arnao; él hace sonar las cucharas, los parches, las cuerdas y las sonajas y yo hago vibrar el aire con la voz y los dedos y disfrutamos, sobre todo cuando "ellos" también lo hacen y se crea magia. Si lo deseas puedes ver y escuchar algún fragmento.